Llegó el momento

El nueve de junio nos vemos en las urnas, por cuarta vez en apenas cinco meses. Nadie puede asegurar que no tengamos que volver a corto plazo y así hasta el hartazgo porque nadie piensa en los ciudadanos que no vivimos de la política a la hora de establecer calendarios electorales con sentido común. Además del despilfarro económico que supone y que sale de nuestros bolsillos, como todo, supone un esfuerzo colectivo que ya ha llevado a muchos al cansancio porque se expande la sensación de que nuestro voto no vale para nada. Con todo, las próximas elecciones europeas tienen un matiz que las hace interesantes: es la primera vez que toda España vota en una única circunscripción y que medirán el grado de satisfacción de la ciudadanía con Sánchez y su gobierno. Poco se hablará de Europa y, visto lo visto, los insultos y los bulos serán el eje de una campaña que ha Sánchez le interesa sucia y esto explica la desproporcionada reacción del gobierno ante las palabras de Milei. El Psoe profundizará en la campaña del miedo para intentar contaminar el sentido del voto de los españoles. Recuerdo a un viejo abogado y amigo que me repetía con insistencia; “la causa de la causa es la causa del mal causado” y, si así es, habra que poner el origen de lío con Argentina en la boca de Oscar Puente, ministro español, cuando llamó “drogadicto” al presidente argentino y los socialistas le rieron la gracia. Ante este ataque nadie podía esperar que Milei se quedara callado si, además, a los pocos días el propio Sánchez le llamaba “nazi” como si pudieran jugar con el a modo de “esparrin”, a lo que el presidente argentino, claramente, no se prestó. Si a esto le añadimos que el propio gobierno de Sánchez anda a gorrazos entre ellos mismos y pierde votación tras votación en el parlamento, cuando no retira una ley para no perder otra votación por la traición de sus propios socios, Frankenstein hace aguas, y todo ello junto explica que Sánchez necesite la tinta del calamar para que se hable de todo menos de la situación de su ejecutivo que, les recuerdo, no fue capaz ni de sacar adelante los presupuestos generales del año en curso. En esta situación caótica, el recurso es Milei, Palestina, Putin, Franco o lo que se les ocurra, todo con tal de despistar al electorado con la ayuda del inefable Tezanos, que sigue usando el dinero público para dar oxígeno a un gobierno agotado y a un presidente que debe de estar a punto de cogerse otros cinco días para pensar como atornillarse más al sillón presidencial. Pero ya no cuela nada de esto. El día nueve vamos a votar, con la amnistía a los delincuentes catalanes, los indultos, la rebaja de la malversación y el cambio de la sedición en la cabeza y le vamos a decir si aprobamos esas decisiones o no. Si le renovamos la confianza a quien nos engañó a todos muchas veces o censuramos esa forma espuria de hacer política, si apoyamos sus pactos con los herederos de ETA y los acuerdos con los separatistas catalanes. De todo esto y más van las elecciones próximas porque no tenemos otra oportunidad de protestar. Llegó nuestro momento, con nuestro voto podemos hacerle ver lo que de verdad pensamos en forma de votos.

Llegó el momento

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