¿Hasta cuándo hablaremos de Villarejo?

Me parece inquietante no que el archi-archi corrupto comisario Villarejo mienta para defenderse ante los tribunales --legalmente, está en su derecho--, sino que algunos medios y políticos le utilicen para arrimar el ascua a sus particulares sardinas.


Decir, como ha dicho ante la Audiencia Nacional, que fue el CNI quien organizó los atentados ‘islamistas’ del pasado mes de agosto de 2017 en Barcelona y Cambrils (dieciséis muertos), y que a los agentes “se les fue de las manos” este intento de ‘asustar’ a los independentistas catalanes, es ya algo de una inusitada gravedad.


Conozco a quien gestionó durante años los servicios secretos, el general Félix Sanz Roldán, a quien considero un militar intachable, y me permito dudar muy mucho de la disparatada versión de Villarejo, empeñado en lo que sea para desacreditar al Estado, utilizando para ello a la ‘aventurera’ Corinna, a empresarios del Ibex, a periodistas, ejem, complacientes y amarillos... y al CNI.


Lo realmente preocupante es que nada menos que el molt honorable president de la Generalitat de Catalunya, Pere Aragonés, pida al Gobierno ‘explicaciones’ sobre estas manifestaciones ante el juez del comisario vil, abriendo así una nueva crisis en las relaciones con Cataluña. Y no me preocupa mucho menos el hecho de que varios partidos que, en estos momentos, son al menos ‘aliados estratégicos’ del Ejecutivo de Pedro Sánchez, se hayan unido a Pere Aragonés a la hora de pedir una ‘comisión parlamentaria de investigación’ sobre la veracidad de los asertos de Villarejo.


Si toda la credibilidad que a Esquerra, Junts per Cat, Bildu, Més y BNG les pueda merecer el Estado se puede tambalear por lo que diga un policía que no merecería serlo, pobre Estado. ¿De verdad pueden razonablemente aceptar como verosímil que el servicio de inteligencia español haya podido tener algo que ver con lo que ‘denuncia’, naturalmente para defenderse de la sentencia que le va a caer, alguien como Villarejo?


Nada de esto merecería, con la cantidad de problemas que tiene planteados el país, demasiada atención si no fuese porque está en los titulares de no pocos periódicos, tratado como si el bulo fuese una noticia. Y porque medios independentistas utilizan a Villarejo, que por supuesto no ha aportado prueba fehaciente alguna para sustentar lo que dice, para echar leña al fuego acerca de la escasa fiabilidad de un Estado, el español, que sería capaz de organizar una masacre --que ‘se le fue de las manos’-- para combatir el secesionismo.


Pienso que el Estado merece una defensa que no sé si le estamos procurando en la medida adecuada, en parte porque algunos socios del Gobierno de la nación no están para nada interesados en defender ni a la nación ni al concepto de Estado.


Apañados vamos si alguien como Villarejo, en cooperación con alguien como Corinna y un par de delincuentes cuyos nombres parece que no acaban de salir a la luz, son capaces de hacer que las estructuras básicas para mantener un país que se respete se tambaleen.

¿Hasta cuándo hablaremos de Villarejo?

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