Tras la indefinible experiencia de Ramón Tamames en el Congreso de Diputados, Alberto Núñez Feijóo acudió a Bruselas a protestar por el visto bueno comunitario a subir un 8.5% las pensiones, una iniciativa que no le reportará muchos votos entre los jubilados. A renglón seguido dio voz en Madrid a una mujer que predica que el cáncer y la homosexualidad se curan rezando, y todo esto sazonado con peinetas y tuits tan incendiarios como “matadlos a todos”, a cargo de personalidades de su partido. No es de extrañar que el voto de izquierdas empiece a movilizarse, y mucho más que puede hacerlo si Yolanda Díaz tiene éxito con Sumar, un movimiento estratégico que sólo puede ser torpedeado si Podemos decide concurrir en solitario en las elecciones generales para morir matando, lo que iría contra el sentido común, pero no contra las arraigadas tradiciones de una izquierda sobrecargada de hidalguía.