Pero ello no significa que ChatGPT sea completamente inútil. A continuación un listado de posibles campos de actuación en su versión actual:
Estudiantes gandules que quieran un substituto al Rincón del Vago, con el extra de que el texto no será localizable por detectores de plagios. De manera más responsable, podría servir para generar borradores de documentos que contengan elementos estándar (por ejemplo un email para excusarse por no poder asistir a un congreso o un contrato de alquiler).
Poetas, letristas o novelistas mediocres que se encuentran en un bloqueo de escritor y piden unas líneas de texto a ChatGPT para así avanzar en su proyecto. Aunque naturalmente también es posible que artistas más serios lo puedan utilizar como ‘material creativo’.
Administradores de granjas de clicks que quieran ahorrarse el sueldo -probablemente mísero- que pagan a sus copys y tener un generador de noticias falsas y listados inanes, aunque por ahora la mano de obra para darle al botón de “publicar” seguirá siendo necesaria, ya que ChatGPT no está integrado con gestores de contenido.
Siendo optimistas, una futura versión de este sistema podría aportar cierto valor. Para ello debería ser más robusto y fiable, y sus creadores deberían ofrecernos maneras para verificar que esta robustez y fiabilidad es tal (por ejemplo, facilitando documentación acerca de los datos de entrenamiento además de fuentes verificables en los resultados). Lo que este sistema NO puede hacer es ser autor de argumentos, ya que para serlo, se requiere querer decir algo y comprender lo que uno está diciendo.
También hace falta tener una voz mínimamente constante en el tiempo, que por lo menos se haga cargo de lo que dice. En suma, poseer una cierta capacidad de juicio y una intención comunicativa.
Sin embargo, y dicho con cautela, no está nada claro que estos sistemas tengan estas capacidades. Mediante medios probabilísticos, ChatGPT sí que puede decirnos que Lincoln fue apuñalado, pero es incapaz de inferir mediante sentido común que para apuñalar a alguien es necesario estar a su lado. No debemos dejarnos llevar por el seductor encantamiento de la elocuencia basada en correlaciones. ChatGPT es un desarrollo experimental, técnicamente elogiable y ciertamente entretenido, pero, bien mirado, no justifica que a tantos les explote la cabeza y vean en dicho sistema el comienzo de una nueva era de la creatividad y la inteligencia.