Muchas ciudades y muchos pueblos variados –hablo de nuestra Galicia– lograron poseer y cuidan con especiales dedicación y esfuerzos organizativos y económicos pero también con dedicación y orgullo personales dignos del mayor encomio, agrupaciones folclóricas, musicales…, diríamos que como en la más apreciada y floreciente empresa, en general considerado. Pero nuestro Viveiro que por raigambre, tradición, peculiar idiosincrasia…, es muy amante de favorecer, formar y apoyar los citados grupos, posee con particulares aprecio y como devoción varias Agrupaciones cuyas columnas fundamentales brotan de sus inquietas gentes y son apoyadas por su digno Conservatorio y otras Instituciones políticas y económicas. Y entre esos Grupos se halla el que hoy nos da el título: Escolma de meus que no tiene parangón en componentes, repertorio, instrumentalidad, vocalistas…
Es como personal y distinto; posee una magia especial y un halo de sutiles belleza y atractivo, se vive en la proximidad de sus actuaciones que van a lo más sensible y profundo del alma. Vecinos, amigos, honorables varones de este pueblo, priorizan con frecuencia la unidad, la búsqueda de la perfección, la ligazón sentida…, a las obligaciones personales, dedicación familiar, compromisos sociales…, en una actividad no lucrativa pero de una notoria y considerable afección íntima, calurosa, indescriptible… Expanden sus inigualables actuaciones a “los cuatro vientos” en radiales puntos ávidos de la densa policromía de sus preciosas actuaciones, hallándose, así, interiormente gratificados. Y no sabiendo si elegir el violín, el acordeón, la voz del solista…, uno, ensimismado y entusiasta, se queda con la espectacular conjunción, Una cosa , mayor, que nos preocupa a muchos por no decir a todos, es la compleja continuidad de componentes en el tiempo de esta memorable Institución, pues no debiera tratarse de aquello que se dijo vine, ví y vencí; Escolma de meus debe permanecer indefinidamente para bien de Viveiro y de todos.