El embajador del Camino

Cuando Andalucía preparada la Expo 92 y Cataluña la Olimpiada, Galicia no tenía nada que celebrar a pesar de la cercanía del Año Santo 93. Fue entonces cuando Víctor Vázquez Portomeñe, conselleiro de Relacións Institucionais, comunicó a sus   colaboradores su idea de recuperar el Camino de Santiago “e os valores que lle otorgou a historia en beneficio de Galicia e Compostela”.  
 

Su iniciativa fue aprobada en el Parlamento “nemine discrepante”, unanimidad de la que  Portomeñe se siente muy orgulloso, y se concretó en programas y planes de acción que supusieron la revitalización del Camino que ya se hizo evidente en aquel primer Xacobeo 93 que dio notoriedad a Galicia en España y en el mundo. 
 

En los siguientes Años Jubilares 1999, 2004, 2010 y en este bienio 2021-22, que toca a su fin, vinieron a Santiago y a Galicia cientos de miles de peregrinos. Unos, los creyentes, ansiosos de llegar a Compostela para contar al Apóstol sus quebrantos y pesadumbres. Otros emprendieron el Camino para encontrarse consigo mismos, para compartir la ruta con otras personas o para disfrutar de la naturaleza y de paisajes de una belleza suprema.   
 

El Camino, que el ex conselleiro considera como “a fragua donde naceu a conciencia cultural europea”, vuelve a ser la ruta de encuentros y diálogos enriquecedores y fecundos, un foco de religiosidad y cultura y el gran dinamizador de sectores de la economía gallega a la que aporta riqueza que se derrama por toda la comunidad, sin perder su primera condición espiritual.  
Todo esto fue posible gracias a Portomeñe que supo descubrir el potencial que representaba para Galicia “la calle mayor de Europa”. Por eso, pleno acierto del Consello de la Xunta al concederle el título de “embajador de honor del Camino”,  reconocimiento que salda una deuda con el creador del Plan Xacobeo 93 que, dijo el presidente Rueda, contribuyó a que “crecese o coñecemento internacional do Camiño e que sexa hoxe un dos motores do turismo de Galicia”. 
 

Seguramente es la distinción más merecida que otorgó la Xunta, pero a mí me parece poco reconocimiento para logros tan grandes para Galicia y Santiago como trajo el desarrollo de aquella idea de los años noventa. Galicia sabe ser agradecida y Portomeñe merece algo más que este título honorífíco y una plaza en Carballedo. Merece un gran homenaje nacional y aparecer en el callejero de Compostela y de otras ciudades para perpetuar su memoria y su legado. 
 

Las generaciones futuras tienen que saber quién fue el visionario que alumbró el proyecto más fructífero para esta tierra: la recuperación del Camino que aviva la fe de los creyentes y aporta ingentes beneficios culturales y económicos a toda Galicia.

El embajador del Camino

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