Cuentan en los mentideros madrileños que los “barones” del PP están preocupados con el liderazgo, o mejor dicho, con la falta de liderazgo de Pablo Casado.
Y tienen razón para estarlo y no porque la última encuesta del CIS cocinada por José Felix Tezanos augure que el PP ni siquiera con Vox logrará gobernar Castilla y León. Las encuestas de Tezanos valen lo que valen y su credibilidad se ha visto mermada por su afán de intentar que el PSOE gane en las encuestas lo que no gana en las urnas. Pero aun así tengo la impresión de que al candidato del PP en Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, no le va a ir tan bien como él espera ni tan mal como señala la encuesta del CIS, de ahí que en el PP estén tan preocupados.
La cuestión es que, además de las del CIS, hay otras encuestas y en esas se apunta a que el PP no convence, no logra aglutinar a los muchos ciudadanos que están hartos del gobierno PSOE-Podemos, en el que no hay día sin escándalo. El poder desgasta pero a lo que se ve estar en la oposición desgasta mucho más.
Quizá Pablo Casado haya llegado demasiado pronto a liderar el centro-derecha. No termina de tener ni un discurso ni un programa y sobre todo no ha sabido formar un equipo solvente. No dudo que tanto Casado y su equipo tengan las mejores intenciones y procuren hacer una oposición lo mejor que saben, pero ahí está el problema, que no saben. Les falta solidez, ideas, proyecto, no inspiran confianza a esa gran bolsa de votantes que se mueve en el centro. En realidad Pablo Casado no da el peso.
Su única salvación es que Sánchez y sus socios continúen hartando a los ciudadanos y cuando lleguen las elecciones los votantes decidan sacarle de la Moncloa. Pero será Sánchez quién pierda y no Casado quién gane.
Al día de hoy Pablo Casado se muestra incapaz de insuflar la más mínima ilusión entre los electores y puede que el temor de los “barones” no sea otro que ver como su líder no suma sino que resta.
Bien es verdad que es difícil que el PP haga una catarsis, cambie a Pablo Casado y vuelta a empezar. Pero Casado, si de verdad quiere liderar el PP, tiene que empezar por rodearse de un equipo más solvente y dejar de dar bandazos.
Por cierto, ha metido la pata negándose a votar la reforma laboral. Tendría que haber subido a la tribuna y haber dicho algo así: “Gracias señor Sánchez por haber asumido la reforma laboral del PP. Le ha costado pero más vale tarde que nunca. Así que mi partido le agradece que aunque tarde esté votando usted nuestra reforma laboral”. Les parecerá una boutade pero en ocasiones las boutades son más eficaces que la nadería.
Lo dicho, le falta proyecto, ideas y reflejos y hasta imaginación, así que no me extraña que los “barones” de su partido estén preocupados.