Cabeza en llamas

El calor brutal maltrata los cuerpos, pero parece ensañarse particularmente con las cabezas de algunas Señorías. Sólo por ese recocimiento extremo de los caletres podría pensarse que es vapor, sólo vapor, lo que salió de ellos en el debate sobre el estado de la nación celebrado en el Congreso. Lamentablemente, lo que salió de las cabezas más torrefactadas no fue sólo vapor, sino llamas, algunas de las cuales, como las que expelió la cabeza del diputado Abascal, podrían perfectamente abrasar, si le dejaran, los cimientos mismos de la democracia.
 

Ante el anuncio del plan de choque contra la inflación formulado por el presidente del Gobierno, se notó mucho que a sus principales debeladores, PP y Vox, les cogió con el paso cambiado: ellos iban a hablar de la extinta ETA, a llamar asesinos y terroristas a unos cientos de miles de españoles representados por Bildu, a insultar al presidente por andar en tales compañías, y les costó entender, si es que llegaron a hacerlo, que lo que Pedro Sánchez anunciaba eran las medidas para aflojar el dogal que asfixia, a consecuencia de la pandemia, las catástrofes naturales y la guerra de Ucrania, a los trabajadores y a la clase media. Ni siquiera algo que podría romperles el corazón como el nuevo impuesto a bancos y eléctricas sobre los descomunales beneficios extra que les está proporcionando la dicha inflación logró, en los primeros momentos, hacerles reaccionar, tan subsumidos se hallaban en sus cuartillas y sus imprecaciones.
 

Pero si las sesiones dejaron escenas que mejor olvidar, como esa de las balas de Rufián en una de sus peores performances, o la de las distopías infantiles de Asens, o las obsesivas de Inés Arrimadas con los vientres de alquiler, hubo una que, en punto a toxicidad, emergió sobre todas las demás: la escena, el plano-secuencia más bien, de la intervención del jefe de Vox, Santiago Abascal. Pese a sus esfuerzos por mantenerse a raya en el tono, las llamas le salían por las orejas. En su despendolada retahíla de insultos, injurias y cuñadismos, no se conformó con calificar las leyes que salen de su espacio natural, el Congreso, de “porquería legislativa”, sino que, viniéndose más arriba si cabe, llegó a insinuar que Pedro Sánchez pudiera ser el responsable del aumento de las violaciones grupales.
 

El calor extremo machaca los cuerpos, pero es peor lo que hace con algunas cabezas.

Cabeza en llamas

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