El baile de Aitana

Distraerse también es necesario, y un montón de gente ha encontrado en la coreografía de una joven cantante una ocasión estupenda para ello. Un punto a favor de Aitana Ocaña, la ejecutora del bailecillo que para unos es de una lubricidad insoportable, para otros la cosa más natural del mundo, y para otros, en fin, un simple ardid comercial para que la cantante conserve a las “fans” que van creciendo con ella.


Un baile debería juzgarse, si es que la danza es materia juzgable, desde un punto de vista coreográfico, y no desde la moral. Tal y como anda la sociedad, el mundo, si se juzga desde la moral, casi todo acabaría condenado, y en ese caso, la sentencia que recaería sobre Aitana sería absolutoria o, en el peor de los casos, de levísimo reproche. 


Ahora bien; si nos ceñimos al sentido y a la calidad de los brincos, los espasmos y las volatinerías de su actuación en Valencia, donde presentaba las canciones de su último disco, habrá que ir por partes:


El sentido. Bueno, sentido, lo que se dice sentido, no parece tener ninguno, ni necesitarlo a tenor del contenido de sus canciones, de una vacuidad tan grande como, si se quiere, encantadora. En cuanto a la calidad, Aitana y su cuerpo de baile hacen lo que pueden, que si no es mucho, seguramente es bastante para satisfacer a sus rendidas seguidoras. 


Sin embargo, lo que parece haber preocupado o encendido a algunos no es el sentido ni la calidad del espectáculo o de las canciones, sino los meneíllos de aire sexual ejecutados en el escenario, pues no se consideran adecuados para las niñas. Pero las niñas ya no son niñas, pues aquellas “fans” de Aitana Montana, lo son hoy de Aitana Cyrus.


Otras cosas que no preocupan ni encienden tanto sí que no son adecuadas para las niñas, ni para los niños, como esos artefactos expendedores de brutalidades, estupideces y pornografía que son los móviles que se les regalan a los ocho o nueve años. Aitana Ocaña no tiene la culpa de eso, ni de ir haciéndose mayor con sus “fans” en éste mundo sin calidad y sin sentido.  

El baile de Aitana

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