Reportaje | Arpas eléctricas para salvar de las velutinas las colmenas

Reportaje | Arpas eléctricas para salvar de las velutinas las colmenas
La arpas se elaboran artesanalmente y protegen las colmenas | cedida

La presencia de la avispa asiática o velutina en los últimos años ha hecho que cada vez sean más las trampas que se empleen para acabar con esta dañina especie invasora. Pero quienes más sufren su invasión son las abejas. Los apicultores se enfrentan cada año a la llegada, cada vez más adelantada, de estas enemigas de las hacedoras de miel. Por eso, luchar contra la velutina es mantener con vida las colmenas y la profesión de la creía de abejas.


Desde Ferrol sale para toda España un sistema que está dando muy buenos resultados para proteger las colmenas. Apícola Candieira comercializa el producto, que basado en otros modelos, ha ideado Miguel Ángel Villar.


¿Quién no recuerda los matamoscas eléctricos con su aviso sonoro cuando un insecto perdía la vida? Pues, a  modo de matamoscas gigante (un metro por ochenta), las arpas eléctricas salidas de este establecimiento de Catabois funcionan como una tabla de salvación para evitar la invasión de la velutina en los colmenares.


Como explica su creador, Miguel Ángel Villar, se trata de unos armazones de PVC con polos positivos/negativos a los que se les aplica corriente. La velutina toca el alambre y recibe la descarga.Puede morir o bien quedar “noqueada” y, en este caso, informa a sus compañeras de la situación y el peligro.
El sistema, pese a poder tener “daños colaterales” con algún otro insecto, busca proteger a las abejas. Así, explica el “padre” de las arpas y también apicultor, que “la abeja siempre lleva una ruta como un avión y entonces la colocación de esos paneles tiene en cuenta sus rutas y no afectan a la entrada o salida de esta”.
Por eso, la colocación de las arpas puede realizarse de diversas maneras. Se sitúan habitualmente cada dos o tres colmenas o bien creando un pasillo o corredor. 

 

Arpa dos
Arpas de Apícola Candieira


Cada sistema lleva una batería que va conectada a la red eléctrica, a placas solares o a otros sistemas.
Aunque hay algún otro diseño algo similar,  como uno de Oleiros que se basa en un modelo francés, el “matavetulinas” ferrolano ha ido experimentando cambios, de madera a metal pero fue sufriendo nuevos desarrollos. La tornillería también fue cambiando primero era de hierro hasta usarse una inoxidable.


El modelo de Miguel Villar se comercializa desde Apícola Candieira y se realiza de manera artesanal. 
Este año ha habido mucha demanda, ya que, explica este experto, “el tiempo es propicio para ellas, con altas temperaturas y algunas lluvias”. Así, su llegada se ha adelantado al mes de marzo, cuando lo habitual es que sean junio y julio los meses fuertes, y todavía continúan presentes.


Sus “arpas” han llegado ya a Asturias, Zamora, País Vasco o Cataluña, con precios que no alcanzan los 60 euros la unidad, sin sistema eléctrico, y que, como apunta el responsable de Apíocula Candieira, “son eficientes y económicos, para que no se abandone la apicultura”, con una durabilidad de unos tres o cuatro años.

 

 

 

Y es que el objetivo final del “invento” es que se pueda seguir con la profesión, que muchos han abandonado por culpa de la llegada e invasión de las velutinas.
“Somos apicultores y hemos probado varios métodos dándonos este el mayor resultado. Permitiendo que las abejas trabajen y podamos producir miel. Sin este sistema las colmenas estarían bloqueadas; la abeja no saldría y  no habría polinización ni producción de miel”, asegura Miguel Villar.


Además, concluye este amante de las abejas, se trata de un producto que es totalmente respetuoso con el medio, que se puede reciclar, reutilizar, con un impacto ambiental  mínimo y con elementos recuperables. 

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