Una vez terminado el mes de mayo, las cabezas de caballo que habitan no Chá de Brión y Doniños desde diciembre de 2022 continúan aumentando y, solo en lo que va de año, han nacido tres potros. Desde la asociación que se encarga del terreno en mano común definen como positivos los resultados de este proyecto, que no solo surge como herramienta de gestión de los matorrales, especialmente del toxo, para prevenir incendios y ahorrar en desbroces, sino también por la idea de que “un monte con gando é un monte vivo”.
De esta manera expresa una de las motivaciones principales Fernando Martínez, secretario de la asociación Comuneiros do Chá, rememorando las visitas que “moitos de nós lembramos, de ir ao Forgoselo e sempre gustarnos ver alí os cabalos”. Con la vista puesta en este y otros casos, los responsables esperan “que contribúa a implicar á veciñanza co proxecto do monte”.
Cuando el colectivo se constituyó como tal en 2020 para empezar a gestionar un monte que era propiedad de los vecinos hasta su usurpación en 1964, ya que no se puede llamar expropiación al no haber entregado ninguna indemnización, los integrantes ya habían pensado en la posibilidad de aprovechar los beneficios de la ganadería para el territorio. Así, empezaron las consultas para averiguar qué especies se podían adaptar mejor tanto a las condiciones del terreno como “á nosa capacidade de manexalos, porque ningún de nós é gandeiro profesional”, continúa el miembro de la directiva, concluyendo que “todo o mundo nos dicía que tendo toxo, o mellor era empezar con cabalo para ir abrindo espazo”.
Después de dos años, y tras aprobarse en asamblea general, se trasladaron a los Montes do Chá los primeros caballos, un macho y cinco yeguas, tomando como referencia los ejemplos más próximos de A Capelada y O Forgoselo, así como O Carballo, en Friol, y Esteiro, en Muros, todos ellos comunales.
“Para nós son os referentes: moito do que temos feito no monte é despois de falar con estes outros”, valora Martínez, que relata que “poderiamos empezar con gando mestizo pero decidimos apostar polas razas autóctonas”.
Los ejemplares introducidos son de Pura Raza Galega –PRG–, antes llamado Cabalo Galego do Monte, un animal del que existen referencias desde el siglo XV, según detalla el Ministerio de Agricultura y Pesca, que también apunta su vínculo con terrenos en mano común. La encargada de la gestión y registro genealógico de estos animales es la asociación de criadores Puraga. Comuneiros do Chá recibió una ayuda del programa europeo Leader del 78% para la infraestructura previa necesaria: un cierre electrificado de 30 hectáreas, dentro de las cuales están cercados los equinos, un punto de agua y la manga de manejo.
Este año, en el mes de abril, los comuneros recibieron la visita del técnico Markos Gamboa para que les asesorase con sus conocimientos de agricultura regenerativa, resultando en la organización de unas rotaciones de parcelas. Tal y como concreta el secretario, dentro de las 30 ha que habitan los caballos, en las que prima la roca y el toxo, hay una zona de más de 3 ha de pradera de calidad: “Aí encalouse, abonouse e sementouse”.
El terreno acaba de ser dividido en recintos más pequeños en los que van rotando a los animales cada cuatro días, pudiendo tardar dos meses o incluso más en volver a la misma zona, con el objetivo de aprovechar los recursos de forma más eficiente. La medida se fundamenta en que existe una parte del prado con hierba más dura y otra con especies más tiernas, que fueron sembradas en septiembre del año pasado, como el trébol, el dáctilo o el raigrás, por las que los caballos sienten predilección. Este trabajo se llevó a cabo mediante fondos propios y también a través del convenio anual de la asociación con el Concello de Ferrol, tal como destacó el directivo.
Fernando Martínez compara la preferencia de los caballos con un dulce para un niño, por lo que la rotación trata de incentivar que coman toda la hierba, evitando el consumo sistemático de los brotes más tiernos para darles tiempo a regenerarse, a la vez que se aseguran de que los animales repartan bien sus deposiciones.
Se trata de un proyecto que requiere invertir tiempo y trabajo, un peso que sobre todo recae en la directiva, aunque en las jornadas que organizan para realizar tareas como desbrozar debajo del hilo del pastor eléctrico o reunir a los caballos para desparasitarlos, suelen participar otros comuneros, sumando alrededor de diez personas. En relación con esta dedicación voluntaria, Martínez señala una idea todavía pendiente: la de combinar estas reuniones productivas con una romería, de manera que la fiesta se traduzca en la creación de una auténtica comunidad y una mayor implicación de la gente.
“A experiencia é positiva: actualmente temos 12 animais no monte”, destaca, detallando que “se son femias, procuramos deixalas para recriar”. En lo que lleva andado este proyecto con los caballos de PRG, ya vendieron un macho y esto es lo mismo que pretenden hacer con dos hembras “que non saíron cos estándares de Puraga, a pesares de que tanto o pai como a nai o son”. Según valora Fernando Martínez, los caballos “teñen aberto moito o monte na zona na que están, ten aumentado a cabana gandeira e tamén teño que dicir que, en parte, polo apoio da asociación de criadores de Pura Raza Galega, Puraga, que nos ten cedido algúns animais, porque actualmente hai máis demanda de razas autóctonas que oferta”.
En cualquier caso, el secretario advierte de que el territorio de los Montes do Chá “é bastante duro, e se tivera que definilo con dúas palabras diría que é roca e vento”. Por lo tanto, el nivel de crecimiento de la hierba y calidad del suelo es bajo, “comparativamente con zonas de fondo do val”, por lo que “estamos buscando o equilibro entre o número de animais e a produtividade do monte”. Asimismo, la asociación está pendiente del Plan de Pastos de la Xunta y espera que “para 2026 se faga unha ampliación de 20 hectáreas máis de peche para os cabalos”, además de extender las áreas de pastizal en los lugares menos rocosos donde sí es posible.
“O Monte do Chá ten un patrimonio arqueolóxico bastante importante: hai 39 mámoas nos montes de Brión, das cales entorno a 20 están dentro do comunal”, recuerda Martínez, resaltando las siete que ya están limpias de los toxos que las cubrían en alrededor de dos metros de alto. Sobre estos túmulos funerarios, y también contando con la ayuda del plan Leader, el Instituto de Ciencias del Patrimonio –Incipit–, que depende del CSIC, realizó un estudio arqueológico que se presentó públicamente en la asociación de vecinos de Valón en marzo de 2023, de la mano de tres profesionales de la entidad.