Navantia se sitúa como finalista en el concurso de buques para Reino Unido

Navantia se sitúa como finalista en el concurso de buques para Reino Unido
El contrato británico contempla la construcción de al menos dos naves logísticas similares al Buque de Aprovisionamiento de Combate (BAC) “Cantabria”, con base en Ferrol

Navantia está cada vez más cerca de conseguir la adjudicación del concurso FSS –Fleet Solid Support– para la fabricación de dos Buques de Aprovisionamiento de Combate (BAC) –con opción a un tercero– para la Armada británica tras la retirada de dos de los cinco competidores del mismo, Daewoo y Fincatieri, y la posibilidad de que un tercero, el Team UK, les siga.


Según informó ayer el diario económico Financial Times, el motivo de esta decisión radicaría en uno de los requisitos reflejados en los pliegos del contrato, que establece que serán los propios astilleros los que deberán adelantar una parte de la financiación del proyecto. Este punto concreto facilitaría las cosas a aquellas compañía de titularidad pública –en este caso Navantia y la Japan Marine United Corporation–, aunque tampoco debería suponer un problema para la Unión Temporal de Empresas (UTE) Team UK –dado el potencial económico conjunto de BAE Systems, Bab-cock, Cammel Laird y Rolls Roy-ce–, lo que podría indicar otros motivos.

Condena pública
La postura del Team UK resulta muy similar a la vista hace poco menos de un año en la mayoría de los competidores del gigantesco concurso de fabricación de quince fragatas para la Armada canadiense. En aquel caso, las sospechas de que los intereses geopolíticos podrían afectar a la decisión del gobierno norteamericano hizo que muchos de los candidatos decidieran abandonar el proyecto en sus primeras fases.

Aquella situación, que perjudicó altamente a Navantia en favor de BAE Systems, podría reflejarse ahora a la inversa, según afirman numerosos sindicatos de trabajadores del naval británico, patronales e incluso el Partido Nacionalista Escocés –SNP en inglés o PNA en gaélico–, en este caso en relación al estatus de Gibraltar y la negociaciones del Brexit. La controversia en torno a este contrato nació desde el mismo momento en el que el ejecutivo de Theresa May anunció que este tendría carácter internacional. El gobierno británico consideró que, pese a que los tres buques serían destinados a la Real Armada, el hecho de que no estuviesen armados los convertía en naves no militares, lo que hace obligatorio su carácter abierto, según la normativa europea contra la competencia desleal.


Esta decisión enfureció al sector naval del Reino Unido, que de forma similar a esta industria en el resto de Europa se encuentra en crisis dada la incorporación en los últimos años de nuevos competidores desde Asia y la irrupción de nuevas tecnologías como la robótica. Patronal y sindicatos, jaleados desde agrupaciones políticas de corte ultranacionalista como el UKIP o el SNP y desde tabloides sensacionalistas de corte conservador como “Metro” o “The Sun”, iniciaron una campaña en contra del gobierno, considerando una “traición” que el contrato no permaneciese en Inglaterra y dando por sentado que finalmente iría a parar a las factorías españolas. A pesar de todo, el fallo del concurso no tendrá lugar hasta 2020, lo que da cierto margen a que cambie la situación.

Navantia se sitúa como finalista en el concurso de buques para Reino Unido

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