“Si pudiera me arrancaría la piel”; “Me decía que yo era su inversión” ; “¿Cuánto vales?, ¿Alguien sabe lo que se siente cuando te dicen eso?”; “Cada vez que salgo a la calle no sé si por la mañana seguiré viva”. Estos son solo algunos de los testimonios de Madalina, Sara, Blessing, y Ana, mujeres que buscaban una vida mejor y acabaron en manos de mafias. Víctimas de la trata con fines sexuales, se convirtieron, como ellas mismas afirman, en la inversión de alguien, solas, sin importarles a nadie, hundiéndose en una sociedad que mira hacia otro lado.
Ferrol acoge hasta el próximo día 20 en el Antiguo Hospicio la muestra fotográfica “Punto y seguimos. La vida puede más”, que trata de dar visibilidad y concienciar sobre la trata de personas, donde se recogen muchos testimonios acompañados de fotografías que buscan mover conciencias, despertar a una realidad que nos rodea y que a veces es el fin de la vida de alguien que solo buscaba un camino de esperanza que no llegó.
La exposición, compuesta por 41 fotografías a víctimas de trata reales captadas por el arquitecto Fernando Mármol, podrá visitarse en horario de tarde, de lunes a viernes, de 17.30 a 20.30 horas.
Se trata de un trabajo itinerante que trae a la urbe una colaboración entre la Diócesis de Mondoñedo-Ferrol y el Centro O Mencer-Oblatas con el objetivo de sensibilizar sobre “esta realidad, invisibilizada para la ciudadanía”, explican desde el Obispado.
Indican además que en la mayoría de los casos “no se detectan ni identifican situaciones de trata aunque, sin embargo, está muy presente y cercana”.
Y es que la trata es hoy un negocio que mueve millones de euros y somete a miles de personas, especialmente migrantes y refugiados que, debido a su situación de vulnerabilidad, son fáciles víctimas de estas redes de explotación. En España la forma de utilización más habitual es sexual y tiene como víctimas en su mayoría a mujeres y niñas.
Roberto Ferreiro, responsable del Centro O Mencer-Oblatas, fue el encargado de explicar cómo está concebida esta muestra, que empieza mostrando el drama, la cruda realidad de quien cae en estas redes de explotación sexual, cómo es su vida en esos duros momentos, le sigue la fase de la indiferencia de la sociedad hasta atisbar un rayo de esperanza al verse libres de la explotación, gracias a la Iglesia y la sociedad civil.
El acto inaugural celebrado ayer contó con la presencia de representantes del tejido social de la ciudad y la administración local, la provincial y la delegación territorial de la Xunta.
También el obispo Fernando García Cadiñanos animó a los presentes a recorrer la exposición e invitó a los ciudadanos a aproximarse a la realidad de esta lacra a través de este trabajo para que, llegado el caso, uno no mire hacia otro lado y se implique para lograr ayudar a las víctimas a recuperar sus vidas.