El final de las centrales térmicas, un fenómeno general y definitivo

El final de las centrales térmicas, un fenómeno general y definitivo
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Tres factores expulsaron a la central térmica de As Pontes del mercado español de generación, un revés que también afectó a instalaciones similares de las distintas compañías eléctricas, porque se trata de un fenómeno general y también estructural, es decir, definitivo. De ahí que la salida haya sido la misma para las diversas empresas: el cierre de las instalaciones. Los tTres factores que determinan la pérdida de competitividad de las térmicas son: el aumento de precio de los derechos de emisión de dióxido de carbono (CO2), la bajada del coste del gas, combustible que compite con el carbón, y los cambios en la política energética nacional. Esta situación sobrevino cuando Endesa estaba finalizando una inversión de 217 millones de euros para modernizar su central de As Pontes, medida insuficiente para evitar el quedar definitivamente fuera de juego.

A finales de diciembre de 2019, Endesa presentó ante el Ministerio para la Transición Ecológica la solicitud formal de cierre de la planta de carbón importado de As Pontes. La decisión se adoptó después de un largo período de inactividad, al sufrir una drástica falta de competitividad en la cobertura de la demanda de mercado.

La medida tampoco sorprendió, porque ya en septiembre del mismo año Endesa había anunciado la decisión de promover la discontinuidad de la actividad de la central. Verificó entonces el Consejo de Administración de la compañía eléctrica que se había producido “una profunda modificación en las condiciones de mercado, derivadas fundamentalmente del precio internacional de las commodities y la efectividad de los nuevos mecanismos de regulación del mercado de derechos de emisión de CO2, que desplaza a las centrales de mayor volumen de emisiones en beneficio de otras tecnologías. Esta situación estructural ha determinado que las centrales de carbón no sean competitivas, y por tanto su funcionamiento no resulte previsible en el futuro”.

La compañía eléctrica puso cifras a la pérdida de competitividad de sus térmicas: “El valor neto contable, a fecha de hoy, del conjunto de centrales térmicas de carbón peninsular asciende aproximadamente a unos 1.300 millones de euros, que incluye el importe estimado de la provisión para el desmantelamiento”.

A pesar de quedar fuera del mercado, los técnicos de Endesa buscaron para As Pontes alternativas de funcionamiento que, sin embargo, resultaron insatisfactorias. Ello llevó a la presentación de la solicitud formal de cierre, el pasado diciembre, “si bien –según fuentes oficiales de la empresa- la compañía se reserva el derecho de desistimiento de esta petición, en su conjunto o parcialmente, en el supuesto de que, como consecuencia de las nuevas pruebas con distintas mezclas de biocombustibles, que se realizarán este verano en As Pontes, pudieran variar los resultados y garantizar la viabilidad de la planta”.

Las mismas fuentes indicaron que “la solicitud de cierre es plenamente coherente con el objetivo de conseguir un sistema energético totalmente descarbonizado en el año 2050 compromiso compartido y apoyado por la compañía y por todos los países que firmaron los acuerdos de la Cumbre de París COP21”. Cabe recordar en este sentido que el sector eléctrico español causa el 20 % de las emisiones totales nacionales de dióxido de carbono.

Parte de este mismo proceso es la firme apuesta por las energías renovables, donde Galicia jugará un papel relevante por sus idóneas condiciones para los parques eólicos. El tercer elemento del proceso de modernización emprendido por el sector energético radica en la electrificación de la demanda, donde destaca la movilidad eléctrica.

En el auge que se aguarda para las energías renovables, Endesa pretende ser protagonista. Concretamente, la empresa se brinda para desarrollar hasta 1.500 megavatios de nueva capacidad eólica en Galicia hasta 2026, con una inversión estimada de 1.580 millones de euros y la generación de más de 1.250 empleos directos de media anual durante la fase de construcción y 125 para la de operación y mantenimiento a lo largo de los siguientes 25 años. Parte de los nuevos parques podrán levantarse en el norte de Galicia, cerca de As Pontes, y alguno incluso en el propio término municipal pontés. En la zona ya existe, además, un tejido empresarial que fabrica bienes o presta servicios eólicos, cuya alta competitividad le augura oportunidades en este proceso.

En paralelo a la tramitación de la solicitud de cierre, Endesa está aplicando de manera voluntaria un proyecto de actuaciones para atenuar el impacto provocado por la disminución de actividad de la central de As Pontes, el Plan Futur-e, destinado a promover el desarrollo y la generación de empleo en la zona. En el marco de este plan, la compañía respetará el puesto de trabajo de todos sus empleados, para lo que está abierto un proceso de recolocación y ha iniciado medidas formativas que mejoren la capacitación técnica de la plantilla. El personal de las empresas auxiliares también tendrá prioridad en la contratación para los trabajos de desmantelamiento de la central, así como en el desarrollo de las nuevas instalaciones renovables. Para esas personas están previstos programas de formación. Asimismo, Endesa fomentará, para la ejecución de sus nuevos proyectos, la compra de materiales a proveedores locales que impulsen el desarrollo industrial verde de la zona.

Dentro del Plan Futur-e, la compañía contempla también la búsqueda de alternativas empresariales a la instalación actual. Mediante un concurso internacional de ideas, se trata de promover que empresas, instituciones y otros agentes públicos y privados presenten alternativas viables, a través de un proceso participativo, transparente y abierto, para buscar proyectos de inversión y creación de empleo sostenibles en el emplazamiento de la central.

El final de las centrales térmicas, un fenómeno general y definitivo

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