David Giménez, viajero | “En San Andrés de Teixido viví un atardecer de película”

El joven de 31 años de Salou está rodeando la península ibérica a pie, en un recorrido de más de 7.000 kilómetros que lo ha traído por varios lugares de Ferrolterra en este reto personal
David Giménez, viajero | “En San Andrés de Teixido viví un atardecer de película”
David Giménez junto a su carrito Charly en la zona de Ortegal I Cedida

“Soy un chico muy aventurero al que no le gustan las rutinas. Todo lo estipulado, de lunes a viernes, me da ansiedad”. Así se define David Giménez, un joven de 31 años de Salou que el pasado mes de mayo inició un espectacular reto: recorrer a pie la península ibérica bordeando su costa. Tras partir de su tierra natal, avanza una media de 30 kilómetros diarios sin una ruta estipulada, viviendo el día a día.


La idea surgió, explica, después de haberse ido a vivir a Australia y a Indonesia. “Este invierno tuve que volver a España porque se me acabó el visado y trabajé en una estación de esquí. Allí, justo cuando estaba en las montañas y en la nieve, se me ocurrió que quería conocer mi propio país, porque siempre viajaba fuera”. Además, Giménez relata que “venía de trabajar en el mundo de la noche muchos años y en Australia reviví y dejé todos los vicios. Quería hacer algo que me conectara todavía más con la naturaleza y conmigo mismo”.

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David Gimenez en el área de San Andrés de Teixido I Cedida


Así, con paso lento pero “del tirón”, va registrando y documentando a través de sus redes sociales su hazaña –es posible seguirle la pista en Instagram, en la cuenta @elretodedavid, donde supera los 43.000 seguidores–. Lo hace en soledad pero en compañía al mismo tiempo y es que junto a él viaja Charly, su carrito.  En él lleva lo indispensable para avanzar en su camino, como una tienda de campaña, un saco, un colchón hinchable, un hornillo y hasta un botiquín. En total, unos cuarenta kilos de peso que aumentan si cabe todavía más este particular reto.

 

83 días

Desde Salou pasó por Pamplona, Irún, toda la cordillera cantábrica hasta llegar a Galicia. En la jornada de este miércoles Giménez llegó a A Coruña en el día 83 del reto, pero antes pasó por Ferrolterra para descubrir su impresionante belleza. “Cedeira me pareció un pueblo precioso. Me pilló con mucho sol y fui a las cetáreas, que me encantaron”.


Pasó también por el banco más famoso del mundo, en Loiba, y subió a los acantilados más altos de Europa continental. “San Andrés de Teixido me gustó muchísimo y viví un atardecer de película”, relata el joven. En este punto sucedió una de las anécdotas de este viaje, “cuando por la noche vinieron cuatro o cinco lobos. No sabía que los había en estas tierras”, relata, añadiendo que le encantó descubrir a la mañana siguiente “que estaba todo lleno de caballos”. 

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Este salouense disfrutó también de varios arenales de la comarca, como el de Pantín o San Xurxo. “Me está gustando todo pero Galicia me ha sorprendido. No se habla mucho pero he visto que la gente es súper hospitalaria, que hay unos paisajes súper salvajes y que no está muy masificado el turismo. Sin contar la playa de As Catedrais, puedes estar en algunas solo y parece el Caribe”, comenta.

 

Gulliver

De su paso por las comarcas, quizás se lleva un recuerdo especial de Narón. Y es que su alto en el camino para participar en el Gulliver Fest le sirvió para darle un respiro a sus piernas el fin de semana y parar, prácticamente por primera vez desde que comenzó el reto. “Me invitaron a dar una charla. Fue la primera vez que hablé delante de muchísima gente. En ese momento llevaba hechos unos 1.800 kilómetros andando”.

 

 


Giménez comenta que se ha llevado “una impresión muy buena” de esta propuesta sobre la cultura viejera que se celebra en Pedroso. “Es como muy saludable. No es el típico festival al que estás acostumbrado. Estás en la naturaleza, tienes un montón de juegos, yoga, todo tipo conciertos, foodtrucks con comida artesana y charlas toda la tarde de gente que son muy útiles para aprender. La verdad es que es una muy buena fiesta”, asevera.

 

Apoyo de los seguidores

En su camino, David Giménez busca lugares para acampar “a no ser que algún seguidor me acoja. He crecido mucho en las redes sociales y algunos días me hablan para ofrecerme dónde dormir y pasar un rato conmigo”.

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Sus followers también le proporcionan a veces comida, ya que  “voy con un presupuesto muy bajo. No me puedo gastar más de 10 euros al día y no me doy caprichos”, relata el joven, que remarca que este reto le está ayudando a comprender que “España no tiene nada que envidiar a otros países”.

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