La Cocina Económica mantiene el aumento sostenido de usuarios

La Cocina Económica mantiene  el aumento sostenido de usuarios
Cocina Económica

La Cocina Económica incrementó su número de usuarios de forma repentina a finales de 2018. A partir de agosto de ese año se superaron los 110 usuarios de media y se llegó a 125 (124,66) en noviembre. La media diaria en todo ese año fue de 118 personas, según la memoria de la entidad. Esta subida se mantuvo también a lo largo de todo el año pasado, con las oscilaciones típicas de cada estación (la afluencia aumenta en otoño). Así, desde ese mes de agosto de 2018 no se volvió a bajar nunca del centenar de comidas servidas y el pasado octubre se volvió a llegar a los 125 (124,96). 

Las cifras las acaba de dar a conocer la Cocina Económica, en un primer balance de cómo se desarrolló el 2019. Su presidente, Antonio Tostado, explica que no se ha detectado ningún cambio en el perfil de las personas que acuden a este comedor social. El repentino aumento a finales de 2018 les hizo estudiar el fenómeno, pero no hallan más motivo  que la situación económica de la ciudad y su área de influencia. “En 2018 estudiamos de dónde provenían nuestros usuarios y no había variaciones de sexo, ni de nacionalidades, ni de edades. La conclusión a la que llegamos es que se debía a la baja actividad económica”, explica Tostado.

La mayor actividad se registra   durante las comidas. Las cenas, en cambio, son menos numerosas. Durante 2019, a la hora de comer se sirvieron más de 120 comidas, de media, en septiembre, octubre y noviembre. Los meses menos concurridos fueron los de febrero y julio, con 106 comensales. En las cenas, en septiembre y octubre se alcanzaron las 70 de media y en febrero y abril hubo 51 y 52, respectivamente.

Para poder acudir a la Cocina Económica hay que justificar la gravedad de la situación de cada persona. Para ello una trabajadora social se encarga de estudiar la documentación y de hacer una valoración personal, según los ingresos, posesiones y cargas. “Es algo personalizado porque cada persona es un mundo”, explica Antonio Tostado.

En las próximas semanas el edificio de la calle Rubalcava empazará con unas obras de reforma con las que recuperará elementos originales del edificio proyectado por el arquitecto Ucha Piñeiro, como las buhardillas. Se cambiará la cubierta y también se pintará el edificio. “Ya están haciendo catas y empezamos a mover muebles”, apunta Tostado, que espera que en febrero puedan empezar los trabajos y que estén concluidos a finales de verano. 

Al mismo tiempo, desde la entidad se trabaja para dar a conocer su trabajo diario, potenciar el voluntariado y captar nuevos socios. “A la Cocina Económica contribuyen, generalmente, generaciones mayores. Entre los jóvenes quizá existe la idea de que es una institución un poco antigua”, apunta su presidente. Por eso intentan revertir esa impresión con difusión de su actividad en redes sociales y también a través de la relación con el voluntariado. “Nos conecta mucho con otras generaciones. Intentamos que se tome el relevo”, comenta Tostado.

Un vistazo a sus redes sociales permite, por ejemplo, conocer los menús que se sirven cada día –con los especiales navideños de estas fechas– y también quiénes ayudan a servirlos, además de avanzar datos sobre el día a día de la entidad o las donaciones de víveres.

La Cocina Económica mantiene el aumento sostenido de usuarios

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