Con el título de “Nanas y habaneras latinas”, el programa que hoy ofrecen la soprano colombiana Betty Garcés y la pianista norteamericana Sophia Muñoz se presentó en España en octubre pasado en la Fundación March, con éxito de público y crítica. Esta tarde, a las 20.30 horas, las dos artistas se suben al escenario del Jofre para mostrar su particular visión de la música popular latinoamericana, una fórmula potente y emocional que conjuga lo clásico con la tradición.
¿Qué recorrido tiene hasta ahora este programa?
Es una gira que no nos obliga a actuar en una ciudad tras otra en un período concreto de tiempo. Nos encontramos, tenemos este programa preparado para hacerlo cuantas veces sea posible porque lo amamos, pero las oportunidades aparecen en diferentes momentos y en diferentes lugares. Comenzamos el año pasado en la Fundación March y la respuesta del público fue muy linda. Tiene un sabor y una ilusión especial hacer este tipo de repertorio que no es muy conocido.
¿Cómo surge la idea de unirse para seleccionar e interpretar un repertorio de canciones latinas?
Llevo ya algunos años en los escenarios, sobre todo con repertorio de canciones del mundo, y la música colombiana y latinoamericana son como mi banderita: donde tengo que cantar, allí la pongo porque no es muy conocida y hay joyas tan preciosas que vale la pena que todo el mundo las escuche y se haga una idea de los colores, de los olores, de todo lo que tiene el país para ofrecer.
El público está más acostumbrado a la música centroeuropea y con ese esquema rompen ustedes en este programa. ¿Cómo seleccionaron los temas?
No fue fácil. Cuando recibí la invitación de la Fundación March ya tenía el deseo de hacer un programa de este tipo con Sophia, porque me encanta trabajar con ella y llevaba tiempo persiguiéndola (se ríen). Hice el bosquejo de algunas de las canciones que más me gustan tratando de tener en cuenta lo máximo posible a los países latinoamericanos, se lo mostré a Sophia, discutimos al respecto... ¡También hoy! (se ríen)
Hasta el último momento...
Sí, pero es porque siempre es difícil porque hay que cortar, hay que “negociar” bastantes cosas. Si fuera posible hacer un ciclo completo sería maravilloso meter a todos los países latinoamericanos... Lo redujimos tratando mostrar algo que muy pocos han escuchado, como, por ejemplo, el colombiano Jaime León o la venezolana Modesta Bor, que es una maestra increíble que por desgracia no trascendió mucho. Obviamente siempre queremos tener la presencia femenina, ese genio femenino, dentro de nuestro repertorio, como Bor o compositoras de textos de Jaime León también... Decidimos pasar por Colombia, por Venezuela y luego estábamos entre Chile y Argentina, pero entonces Sophia me mostró unas piezas de piano que tenía de Alberto Ginastera y dije: “Guau, esto combina maravillosamente”, esas canciones populares. Y así lo fuimos creando.
¿Qué tienen de diferentes los sonidos latinos?
Por ejemplo, en el repertorio italiano de canciones, toda la ópera viene de la canción popular en italiano. Y eso pasa con la música latinoamericana. Hay una gran cantidad de melodías de la tradición popular, del folk, con una carga muy profunda de nostalgia, tristeza, emoción, amor... con un poso técnico en la composición muy intelectual. Esta mezcla hace este programa algo muy especial. Recurrimos siempre a canciones populares, pero en estilo clásico.
Decía antes Betty que llevaba años persiguiéndola. ¿Cómo se conocieron?
Garcés: Nos conocimos durante la pandemia en Berlín. En ese tiempo en el que había tan pocas oportunidades, recibí una invitación para un concierto en Alemania, de la Fundación Opera for Peace. Nos pusieron en contacto. Yo les pedí que me recomendaran a alguien con quien trabajar y el primer nombre que me propusieron fue Sophia. Y recordó que hacía años yo estaba en Nueva York, donde tenía que hacer un recital, y me puse a buscar pianistas, y la primera que aparecía era Sophia. Le escribí un email, pero ella estaba en Europa y no coincidimos, aunque desde entonces siempre la he tenido presente porque es una maestra maravillosa, increíble, su manera de interpretar y la profundidad de su trabajo. Me siento identificada y pienso que lo que cada una hace encaja muy bien. Y creo que el resultado es muy bonito.
Muñoz: Betty es un alma profunda, siento que su voz es realmente bella, potente y dulce, con tantos colores y matices...
Además de la compenetración técnica, ¿la conexión emocional es necesaria?
Es muy importante entendernos y, a pesar de que seamos dos personas totalmente diferentes y vengamos de mundos distintos, siempre hemos encontrado el camino para que haya un punto medio en el que ambos se encuentren, porque estamos al servicio de la música. Amamos hacer esto, amamos expresar lo que tenemos dentro.
¿Qué le dirían al público para que se anime a disfrutar de un programa tan especial y diferente como este que presentan hoy en el Teatro Jofre?
¡Que vengan a ver a dos mujeres bellas que interpretan música hermosa, fácil de comprender, aunque profunda: esta es la magia de este programa! Es un privilegio escuchar este programa, no solo para el público, sino también para nosotras. Vengan, vívanlo, súfranlo, disfrútenlo junto con nosotras... ¡y no se lo pierdan porque esto no se vuelve a dar en la vida! (se ríen).