El Racing de Ferrol terminó con una sonrisa el vaivén de emociones que fue su partido contra el Deportivo Fabril. La victoria conseguida finalmente (3-2) compensa la preocupación provocada por los dos tantos marcados por su rival durante la primera parte. Pero, a pesar de la satisfacción final, la formación que dirige Pablo López demostró que aún tiene muchas cosas que mejorar para ser un equipo realmente competitiva durante la temporada.
Fue el Racing el que empezó el partido con la intención de tener el control, pero la primera llegada del filial deportivista se tradujo en gol cuando aún no habían disputado ni cinco minutos –una recuperación en mediocampo que Mario Nájera, tras recibir un pase interior, cruzó a la red–. Así que el equipo ferrolano, como ya le había pasado en Viveiro, se volvió a ver en desventaja nada más empezar el encuentro, lo que lo obligó a tomar más riesgos a la hora de atacar.
Pero al conjunto verde, a pesar de manejar la posesión de la pelota, le faltó claridad en los metros finales y eso hizo que el filial deportivista se mantuviese cómodamente en el partido. Así que el partido discurrió sin grandes novedades hasta que una acción parad se resolvió a favor de la escuadra herculina con el tanto de Malick que hacia peligrar la situación racinguista justo antes de la pausa de hidratación.
Aunque el portero César Fernández evitó que el Deportivo Fabril marcase el tercero con un tiro de Adrián Guerrero, en realidad fue el Racing el que dominó con claridad el tramo final de la primera parte. Incluso llegaron sus primeros disparos entre los tres palos, primero de una manera más tímida (Álvaro Peña lanzó flojo desde la frontal al portero rival) y luego con algo más de mordiente (David Carballo estuvo a punto de marcar), pero sin ser capaz de reducir las distancias antes de llegar al descanso.
Los cambios realizados en el intermedio parecieron elevar el rendimiento del Racing. Así, llegaron sus primeros acercamientos a la portería rival y hasta algún disparo. Pero la sensación de peligro seguía siendo escasa, así que el marcador no se movió y las expectativas no eran demasiado halagüeñas para la escuadra dirigida por Pablo López. Sin embargo, entonces, una acción por la derecha de Jairo Noriega fue rematada por Antón Escobar para reducir distancias y meter el choque en la locura.
Porque el cuadro verde, desatado por haber reducido las distancias en el marcador, sitió a su rival y no tardó ni cinco minutos en poner el empate en el marcador cuando Antón Álvarez remachó al fondo de las mallas un servicio de Gelardo. Y el cuadro verde, con este resultado, se lanzó en tromba en busca de la victoria ante un rival que parecía noqueado.
Con el paso de los minutos, sin embargo, la situación se fue sosegando y, más allá del dominio racinguista, el Deportivo Fabril también demostró su capacidad para crear peligro –en esta fase del partido las intervenciones del portero verde Parera fueron especialmente destacadas–.
Parecía que el partido se encaminada a la tanda de penaltis para resolver el nombre del ganador. Pero entonces una acción esporádica, una pelota suelta en la frontal del área, fue remachada por Álvaro Juan para dar la victoria al cuadro verde, que pasó de la preocupación por lo visto en la primera parte a la satisfacción por el resultado final.