Eli Pajón Jacobe: “La emoción por saber que terminas te quita el cansancio”

Eli Pajón Jacobe: “La emoción por saber que terminas te quita el cansancio”
Eli y su compañero Gil, durante la carrera naronesa

Pocas horas después de cruzar la línea de meta de la primera edición de las 21 Leguas-101 kilómetros de Narón, la pontesa Eli Pajón, integrante el Club de Montaña O Caxado, una de los más de 1.200 participantes que secundaron esta cita de ultrafondo a recorrer a pie o en bicicleta, apenas nota los efectos de las 20 horas y cuatro minutos que ella y su compañero de entrenos y en esta ruta, Gil, tardaron en realizar este trazado. Una recuperación rápida y lógica –eso sí, la clave para ella en este aspecto, estiramientos y rodillo– tras más de media vida haciendo una de las cosas que más le gusta, recorrer la montaña, una “locura” que precisamente lleva tatuada en la piel, en uno de sus brazos, y que da buena cuenta de la pasión que siente por esta disciplina –además  de por la escalada, entre otros deportes–.


Si bien, Eli todavía recuerda la primera vez que tomó parte en una cita “larga”, en ese caso de 50 kilómetros, hace 17 años cuando estaba embarazada de su hija, Vega. “Ahora ya estoy acostumbradísima, pero en esa prueba casi acabo en Urgencias”, recuerda entre risas, “la experiencia es un grado. Vas entrenando, no solo haces montaña, entrenas para tener fuertes los isquios, el abdominal para no fastidiar la espalda... además de trabajar la cabeza”. Un aspecto tan importante como el físico, señala la pontesa, para este tipo de trazados, y que asimismo ha venido fortaleciendo durante los últimos años y meses para hacer frente a la prueba que tuvo su salida y llegada en el paseo de Xuvia –la tercera en su historial tras tomar parte en dos ocasiones en la organizada en Ribeira–.


Con un intenso programa estival previo pensado para cubrir el recorrido en 18 horas –”nos sabíamos la ruta de memoria, así sabes lo que te queda”–, unas inesperadas ampollas impidieron este registro –”no me salieron en 16 años y me salieron ese día”, bromea, “es lo que hay, hubo que bajar el ritmo. Lo intentaremos el año que viene”–. El físico, ya que a nivel mental la excesiva relajación no puede hacer acto de presencia. ¿El secreto para mantener el ritmo y, especialmente, la motivación? “En mi caso siempre voy acompañada y voy de avituallamiento en avituallamiento. ¿Cuándo es el siguiente? pienso, ¿en diez kilómetros?.Y en mi cabeza digo ‘vas bien, te encuentras fenomenal’. Y a partir del kilómetro 50 empiezo a contar hacia atrás, ya solo me quedan 49. Mi hija dice que no entiende cómo dentro de la misma frase puede entrar un ‘solo me queda’ y un 49”, comenta entre risas. “El cansancio va aumentando con el paso del tiempo, el mérito está en soportar un ritmo constante durante muchísimas horas. Siempre digo que compito contra mí misma, y conforme te vas acercando la emoción por saber que vas a terminar gana a todo el cansancio que llevas encima”.


En esta primera participación, y sin duda no la última, en la cita naronesa, para la de As Pontes lo más duro fue la subida a Pico da Vela que “es preciosa, maravillosa, pero muy fastidiada, y más cuando llevas 60 kilómetros en las piernas”, apunta, “pero sabes que después viene un tramo supercómodo hasta Valdoviño y te vas motivando. Sabes que has pasado lo peor y estás en el 70 y mi cabeza dice ‘te quedan 30, esto está chupado”. Un apartado, el de aspectos complicados, al que añade los primeros 20 kilómetros sobre asfalto.

 

 

Compañerismo


¿Y lo mejor? Para Eli, su belleza, ya que “coge mucha costa, como en Ribeira”, comenta la del Club O Caxado, “y superimportante el buen ambiente que se vive, todos estamos siempre pendientes de todos, y los voluntarios, desde el que está parado con el Patrol indicándote hasta Protección Civil, los de los avituallamientos... las chicas del último, cuando nos quedaban siete kilómetros y llevábamos muchísimas horas, estaban con música, karaoke. Esa gente siempre con ese cariño y dándote ánimos. Fue una maravilla y es algo que agradecemos”. Unos aspectos positivos a los que añade el poder entrar en lugares tan cercanos y a la vez tan distantes como el Arsenal o atravesar el túnel de A Graña.


¿Y en el apartado de sugerencias? Eli coloca en este espacio un posible cambio en la hora de inicio –a las 08.00 o 09.00 en función de ir en bicicleta o a pie–. “Tienes que madrugar, la gente de fuera tiene que venir la noche antes y quedarse... y cuando llegas, nosotros lo hicimos a las cinco de la mañana ¿quién va a haber a las cinco de mañana en la llegada”, dice riendo “en nuestro caso la mujer de mi compañero y mi amiga Raquel, los del club... pero nadie más. En Ribeira es por la tarde, llegas por la mañana, comemos todos juntos, todo el mundo sale a recibir a los que llegan... el subidón es tremendo”.


Y para aquellos que todavía están dudando en sí tomar parte en este tipo de iniciativas –no tanto esta de 101, sino una de 50–, la de As Pontes lo tiene claro. “Hay muchísima gente que sería capaz, mucha gente que hace deporte tiene la capacidad mental para aguantar esas horas. La diferencia entre alguien que está entrenando y el que no, es que yo al día siguiente continúo con mi vida normal y el otro no se podrá mover”, resume, como siempre, entre risas.

Eli Pajón Jacobe: “La emoción por saber que terminas te quita el cansancio”

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