El derbi del domingo ante el Pontevedra le brinda al Racing la posibilidad de mantenerse una semana más en puestos de playoff, zona de la que no quiere volver a bajarse, aunque el objetivo es estarlo, como manifiestan siempre tanto jugadores como técnico, en la trigésimo octava jornada.
Pero, además, el choque ante el equipo del Lérez tiene otro tipo de connotaciones, las propias de un partido de rivalidad entre dos conjuntos que han competido muchos años en la misma categoría, las tres últimas décadas casi siempre en Segunda B.
Sobre el césped de A Malata jugarán dos equipos separados por 17 puntos en la clasificación. El Pontevedra solo ha sido capaz de ganar dos choques fuera de Pasarón –ante dos rivales directos, Ceuta y Algeciras– y el Racing de esta temporada ha mejorado su rendimiento como anfitrión: suma más puntos cuando ejerce como local (21) que cuando lo hace como visitante (18).
La asimetría del calendario de esta temporada conlleva que Racing y Pontevedra vuelvan a medirse apenas setenta días después del choque de la primera vuelta. Entonces vencieron los ferrolanos (0-2) en el primer derbi gallego que disputaron. Los dos siguientes, ante Deportivo y Celta B los saldaron con sendas derrotas.
El Pontevedra, por su parte, aún no ha estrenado su casillero de victorias en un derbi. Ha sido capaz, sin embargo, de arañar un punto de Riazor y de conseguir otra igualada ante el filial del Celta, ambos choques disputados en el primer tramo de la temporada. Después llegaron las derrotas contra la escuadra ferrolana y, en el último desplazamiento, en Balaídos.
Aunque es penúltimo, con 22 puntos, lo cierto es que el grupo que prepara Toni Otero tiene la salvación a tan solo tres puntos, y con la ventaja de que ha sido capaz de doblegar a los equipos que se encuentran en una situación muy similar: Ceuta, Talavera, Algeciras o San Fernando Isleño, por ejemplo. Por lo tanto, una victoria en Ferrol permitiría al cuadro del Lérez asomar un poco más la cabeza y reforzar sus opciones de salvarse.