Shake es el soul y el rock que pueden llegar a crear una monja y un chatarrero

La agrupación barcelonesa aterrizará en Narón el 9 de agosto de la mano de la programación del Gulliver Fest
Shake es el soul y el rock que pueden llegar a crear una monja y un chatarrero
Martillo durante una actuación I CEDIDA

Martillo Fontana no es la monja modélica, esa que a uno se le vendría a la cabeza en un primer momento, sino que, a pesar de que cuando era pequeña tenía claro que esta era su profesión soñada, a día de hoy quizá casaría algo mejor con la protagonista de Sister Act. Cleve Carter, quien se iba a dedicar a la chatarra por vocación, se compró una guitarra con 17 años y desde ahí, todos los caminos posibles estaban relacionados con el ritmo, el sentir y la pasión sobre los escenarios. 


Ellos son la voz y guitarra de Shake, un grupo que se basa en “el soul primigenio, que era un poco más salvaje. Nuestros shows son sudorosos, directos, muy cercanos al rock o al rhythm and blues”, explican los músicos. 


Junto con el resto del equipo –Paul Rosselló al bajo, Mangel Priego en la batería, como saxo tenor Pol Padrós y en la trompeta Jordi Sanjuas– se subirán al escenario del Gulliver Fest el próximo mes de agosto. Y, a pesar que desde Barcelona hasta Pedroso hay unos cuantos kilómetros, esta pareja asevera que “estamos encantados de volver a Galiza. Siempre es un honor y un placer y después de casi tres décadas en la música, tenemos grandes amigos por la zona”.

 

Música de “puretas”


Después de tanto tiempo, aunque a ellos se les ha hecho corto, explican que la idea de volver a lo original, “a las raíces”, nace de un proceso de investigación. “Comparamos este proyecto con un árbol genealógico. Cuando alguien va madurando, quiere saber de dónde viene y empezamos a indagar en la música que escuchaban nuestros padres en las noches de fin de año, aquella que en algún momento nosotros llegamos a detestar”, confiesan entre risas. Escuchando aquellos ritmos “de puretas” surgió algo en unas mentes que, volviendo la vista atrás, encontraron “un montón de energía, una gran creatividad y un sonido muy revulsivo para la época”, explican Martillo y Cleve.


Es así como encontraron el estilo que hoy en día define a Shake, a pesar de que estos dos artistas provienen del mundo del punk. La personalidad propia de la banda, de hecho, se resume en su primer disco “Soul and Rock” –al que le siguen, hasta la fecha, otras siete publicaciones–, que aúna las dos ideas centrales, como bien ejemplifica su título. 


De esta forma, consiguen que en sus canciones se genere una sinergia entre, explica Martillo, “una parte bailonga, descarada y más directa con otra que se caracteriza, en algunas piezas, por un toque más romántico”. En este sentido, Cleve apostilla que en sus propuestas “hay pocos preliminares”, ya que su manera de ejecutar el soul es “sin muchos artificios, muy explosivo. Nosotros venimos del punk-rock y no pretendemos impostar ningún tipo de papel. No fingimos, nos sale así y punto. Somos un poco brutos”, ríe.

 

Los orígenes


A pesar de que ninguno de los dos acabó consiguiendo el que era su ansiado futuro laboral de pequeño, ahora, con unos cuantos conciertos a las espaldas y otros tantos por venir, no se concibe una vida sin que ellos le pongan la banda sonora. 


Martillo era muy pequeña cuando comenzó a tocar la batería, “en el grupo del instituto”, recuerda, “y era un desastre absoluto”. Pero, a pesar de que en la percusión “soy un petardo”, fue así como llegó, a base de prueba y error, a “forjar una vida entera entre amigos, pasillos y locales de ensayo. Vas conociendo a un montón de gente, de hecho, fue así como nos juntamos”.


Por su parte, Cleve tardó algo más, puesto que estaba realmente enfocado en conseguir su sueño: ser chatarrero. “Quería trabajar en el desguace, me fascinaba el caos”; sin embargo, con esa guitarra de segunda mano empezaba a tocar encima de los discos “y me ponía todo loco. Tardé un mes en darme cuenta de que esto era lo mío”. Sacando las partituras de oído, siempre autodidacta, el músico confiesa que “aprendí como buenamente pude”, simple y llanamente. 


Actualmente, en la ciudad condal se está comenzado una cuenta atrás, aquella que marca el concierto de Shake en Narón –sábado 9 de agosto a las 21.30 horas en el Escenario Gulliver–. De hecho, ellos son los primeros con ganas de poder estar en el festival, ya que “nos contactaron hace un par de años pero no pudo ser. Sin embargo, este año no nos lo pensamos y allí estaremos”, aseguran.


Ambos ponen en valor el calor de esta tierra, aseverando que no solo merece la pena venir por el apoyo y arrope de otras agrupaciones musicales, sino que hay un gran talento. Esta, entre muchas otras cuestiones como sus estrechas amistades, hacen que volver siempre sea algo que merezca la pena. 

Shake es el soul y el rock que pueden llegar a crear una monja y un chatarrero

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