resulta que los del PP tenían un presidente muy majo él, muy joven y sonriente, pero que no dejaba de meterse en charcos. Tantas veces los dejó quedar en ridículo en público, que al final acabaron enseñándole la puerta. Decididos a recuperar la credibilidad perdida, se vinieron a Galicia a quitarnos al presidente de la Xunta, por considerarlo hombre serio y cabal. Pero hete aquí que se nos va a Madrid y cada vez se parece más a su predecesor, vaya por Dios. Por ejemplo, esta semana viaja el pobrecillo a Europa a que lo conozcan y a saludar a Ursula Von der Leyen y se le da por decir que en Europa nunca se había hablado de ampliar la excepción –“timo” como lo llaman ellos— ibérica al resto de la comunidad. La misma Ursula en persona desmintió sus palabras y le sacó los colores públicamente. Tanto lo desmintió que ese, precisamente, es uno de los temas estrella de la reunión de jefes de Estado y Gobierno de los 27 en Bruselas. Manolete, Manolete...