tenemos que estar de acuerdo en que la Navidad sirve para celebrar una tradición, pero con el tiempo como todo en la vida se ha convertido en una cita para el ocio, la fiesta, la cultura y también para el negocio. Todos los ayuntamientos, pequeños o grandes, ponen la ‘carne en el asador’ para ofrecer a sus vecinos un tiempo de ‘relajación’ e invierten de acorde a sus presupuestos. Vigo, por ejemplo, ya tiene como referencia las luces navideñas e incluso hay paquetes turísticos y se forman grandes colas por la autopista con nuestro país vecino, Portugal, para llegar a la urbe olívica y contemplar todo el resplandor de sus millones de lámparas led. Algunos visitantes hasta usan gafas de sol o de soldador para contemplar el colorido. Otras ciudades como A Coruña, más modesta respecto al sur, alumbra su fachada de la zona centro, alguna zona comercial y un adorno por algún barrio. El caso es generar ilusión, aunque sea con pocos dineros. Aquí no es nuestro fuerte.