Hemos visto suficientes películas de ciencia ficción en las que las inteligencias artificiales que creamos los humanos a modo de fieles sirvientes se acaban rebelando para adueñarse del planeta como para estar vigilantes hasta cuando ponemos el aspirador a funcionar. Pero una partida de ajedrez, un niño y un robot no parecían los ingredientes más peligrosos que podíamos encontrar. Cómo engañan las apariencias... El caso es que la máquina le rompió un dedo al pequeño, de siete años, según la organización del torneo, cuando este hizo un movimiento inesperado. Si al final la culpa va a ser del crío, que asustó a un cacharro desprovisto de todo tipo de emociones... O a lo mejor es que el cacharro, más que asustadizo, es de mal perder. Lo que está claro es que nos están dando pistas. Ahora depende de nosotros interpretarlas correctamente. Por si acaso, guarden el robot de cocina a buen recaudo.