La pasión es lo que tiene

La pasión es lo que tiene
Estadio de Maracaná

La pasión es lo que tiene, que lo mismo se cometen crímenes que se hace avanzar a la humanidad. O se pone uno involuntariamente en manos de la Policía. Tenemos la idea de que los grandes narcos están protegidos de las autoridades en fortalezas llenas de exceso de las que solo salen desplegando un dispositivo de distracción propio del mejor espía. Pero la realidad es que van al fútbol como todo hijo de vecino. Y claro, si donde se presenta un jefe del tráfico de drogas a vibrar con su equipo es el estadio de Maracaná, que se supone bien vigilado por un buen número de agentes, y encima lleva la camiseta del club con su propio nombre a la espalda, lo raro habría sido que no saliese de allí esposado. Al menos El Foka puede consolarse con el hecho de que el Fluminense de sus amores se clasificó para las semifinales de la Copa de Brasil. Lo que no tiene tan claro es que vaya a poder ver el siguiente partido. Al menos, no como un hombre libre. 

La pasión es lo que tiene

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