Sabemos –porque lo hemos oído en repetidas ocasiones durante estos últimos días— que hay quien piensa que lo que le ha pasado a Ana Baneira, la coruñesa detenida en Irán, se lo ha buscado ella, por ir a meterse a la boca del lobo. Y puede que tengan razón, pero alguien tiene que meterse en la boca del lobo de vez en cuando para que esta sociedad no se pudra. Los demás no lo hacemos porque no somos lo suficientemente valientes y estamos más a gustito en casa, criticando lo que hacen los que se atreven a actuar. Según cuentan, Ana no es una aventurera en busca de adrenalina. Sus profesores del Liceo La Paz afirman que en el colegio era una chica “sencilla, equilibrada, elegante, discreta, tímida, de profundos valores y sincera” que, sin duda se ha convertido en una adulta comprometida con su sociedad y con la humanidad con la que le ha tocado convivir y, por tanto, actúa en consecuencia. Una hija de la que estar orgullosos.