El comercio local sobrevive en la incertidumbre económica desde hace más tiempo del deseado. A las sucesivas crisis económicas se suma ahora una campaña de rebajas que no está resultando del todo satisfactoria. Y por si fuera poco, el precio de los alquileres pone en la picota a más de un negocio ante la dificultad de facturar lo suficiente para cubrir los gastos. Las perspectivas no son las mejores y todo depende de los consumidores. Si se apuesta por comprar en el comercio de proximidad habrá más posibilidades para que florezcan nuevos negocios y más especializados para cubrir toda la demanda de la población. Y hay que hacerlo porque de lo contrario continuaremos viendo locales con las verjas bajadas, escaparates empapelados, calles oscuras o precariedad y nadie desea esto.