Hay muchos ‘basta ya’ que acaso debería gritar la ciudadanía española, no limitándose a una amnistía aún no aprobada ni a esa consulta de autodeterminación secesionista que exige Puigdemont y que puede asegurarse que de ninguna manera logrará materializar. El primer ‘basta ya’ debería dirigirse a esa política de permanente confrontación oportunista que se enzarza en la política española. Demasiados duelos a garrotazos en los que, como en toda guerra, la primera víctima son la verdad y la libertad de expresión. Ese ‘basta ya’ inicial comprende también frenar la falta de respeto a la letra (y al espíritu) de la Constitución, a punto de cumplir sus primeros 45 años y con bastantes achaques. Está en marcha, advierte el expresidente Aznar, una operación de desmantelamiento de esa Constitución, existe un riesgo cierto para la continuidad de España como nación. Son frases tremendistas del discurso en el que Aznar exigió un ‘basta ya’ a la sedición, el involucionismo y el terrorismo.