No es algodón todo lo que reluce

No es algodón todo lo que reluce

del ayuntamiento, de la tienda de moda, de la marca de cosmética natural o de la escuela de música, las bolsas de tela se multiplican en los cajones de los hogares. Son una forma ‘barata’ de percibir que uno está contribuyendo a utilizar menos plástico, y que, por tanto, está comprometido con el cuidado del medioambiente y de la sostenibilidad. Según la Agencia de Medioambiente británica, para que el rendimiento ecológico de una bolsa de tela fuera mayor que el de una bolsa de plástico que no se reutiliza, debería utilizarse al menos 131 veces. El algodón está considerado “el cultivo más sucio”, por el gasto de energía, de agua, de pesticidas y el impacto negativo en los trabajadores, las aguas subterráneas y la calidad del aire alrededor de las granjas. Una de las grandes dificultades que tiene el hecho de intentar compensar la producción es que solo el 15% de los 30 millones de toneladas de algodón que se producen cada año llega realmente a los depósitos textiles.

No es algodón todo lo que reluce

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