Falta de consideración benemérita

Falta de consideración benemérita

Hay que ver qué falta de empatía. Resulta que va una conductora tan tranquila por la A-7 y, de súpeto, se le estrojona el coche. ¿Qué hacer? Pues parar como se pueda, claro, con una rueda trasera invadiendo la calzada. Que no es que ella quiera, oiga, que la obligan las circunstancias. Como el día es caluroso, no se pone el chalequito de nylon, que hace sudar a cántaros. Tampoco señaliza el obstáculo; hay que andar mucho y se cansa. Así las cosas, y dado el estrés que le ha causado el incidente, saca la tumbona del maletero y se da una ración de vitamina D –que para eso está el sol-solito-caliéntame-un-poquito—, en el arcén mientras espera la grúa. Hasta aquí todo normal, ¿no? Pues no se lo van a creer, pero ¿no viene la Benemérita y le fastidia el plan de bronceo? Qué desfachatez. Y por si fuese poco, van y la sancionan por no señalizar el obstáculo y no ponerse el horrible chalequito de nylon. De verdad, si no lo leo, no lo creo.

Falta de consideración benemérita

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