La Festa do Viño Tinto do Salnés está ya en pleno apogeo a la espera de que hoy viva su día grande con el pregón y la entrega de premios a los mejores cosecheros de un caldo que se bebe en taza, con el dedo gordo en el interior, y separado del cuerpo para evitar que las salpicaduras tiñan la ropa. Esta última premisa no es fácil de cumplir, porque basta con un par de catas como dios manda para colorear los vestidos y pantalones con lucidos lunares morados que permanecen incrustados en el tejido durante mucho tiempo a modo de recuerdo de un vino que lucha desde hace años por un reconocimiento que llegará más pronto que tarde.