No fueron gigantes lo que el Deportivo se encontró en Albacete, sino molinos a los que superó a base de ímpetu y cantera. Los quijotes blanquiazules se ganaron el título de caballeros con goles y disiparon, al menos de momento, las voces que auguraban una temporada de desventuras. Para los ansiosos que querrían leer la última página del libro: a esta historia aún le faltan muchos capítulos.