en España, 2022 fue un año difícil para el sector alimentario incluso antes de la reciente sequía. Las subidas de los precios de los fertilizantes, los pesticidas y la energía ya estaban afectando a los márgenes y dejando a los agricultores en una posición vulnerable. La sequía afecta tanto a la ganadería como a la agricultura, y los cultivos de girasol, almendros y olivos están especialmente afectados. Se prevén problemas de abastecimiento y subidas de precios y es probable que crezcan las insolvencias. De cara al futuro las industrias agroalimentarias del sur de Europa necesitarán implementar estrategias coherentes contra fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes que requerirán importantes inversiones para incrementar la resiliencia ante el cambio. Pero en Galicia, el asunto de las aguas es distinto. La comunidad es una isla en la península y no estaría de más en aprovechar para exportar agua a la ruda meseta castellana, tal como si fuese oro y crear una industria que riegue los melonares mediterráneos.