El cuento de nunca acabar sin saber el motivo

El cuento de nunca acabar sin saber el motivo
Una protesta contra Luis Rubiales | AEC

Con el gesto era como pretender reivindicar que las “chicas” se habían convertido en campeonas del mundo gracias a sus testículos. Y, por tanto, no es de extrañar que considerara absolutamente normal que la jugadora le diera un “piquito” como agradecimiento a su apoyo testicular. Al margen de su agresión, Luis Rubiales no ha hecho más que demostrar su convicción de que era alguien intocable. Sus explicaciones sobre lo ocurrido ese día atentan contra la inteligencia de la ciudadanía, superan cualquier nivel de grosería y ordinariez, y contribuyen a poner en evidencia la necesidad de que se le aparte del cargo público que ostenta. Otra cosa es que, tras los escándalos de su antecesor Ángel María Villar y lo ocurrido ahora se proceda a modificar los estatutos de la RFEF para que no se convierta en el palco de impresentables. Porque Villar, después de 29 años sentado en la poltrona acabó detenido, acusado de un delito de terrorismo y en prisión preventiva.

El cuento de nunca acabar sin saber el motivo

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