El pésimo estado del campo de A Lomba dejará pronto de ser noticia porque será la norma para desgracia de los futbolistas que tienen que desarrollar allí su juego y para la imagen que proyecta Vilagarcía. El uso y, sobre todo, las lluvias de los últimos meses han afectado a la mayoría de los campos de Galicia, pero pocos son los que presentan un aspecto tan lamentable. El suelo, en algunas zonas, es puro barro y la perspectiva indica que en una zona así casi se siente más a gusto un horticultor que un jardinero. El Concello debe para atajar este problema que redunda en lo deportivo y en la imagen.