Para ser sinceros, no es que tuviéramos mucha confianza en que el eterno heredero al trono de Inglaterra fuese a ceñirse alguna vez la corona. De hecho, si tuviésemos que apostar, pondríamos nuestro dinero en que su señora madre seguirá reinando cuando nuestros nietos tengan nietos y el pobre Carlos lleve años criando reales malvas. Pero entendemos que lo natural es que tarde o temprano la buena mujer ceda el puesto, así que, por lo que pueda pasar, nos interesamos –lo justo– por las cuestiones del príncipe Charles. Y lo último es que a lo mejor la longevidad de Isabel II no es el único motivo por el que su criaturita no acaba reinando. Resulta que, presuntamente, a Carlos todas las donaciones para su fundación le parecían buenas. Lo mismo le daba que llegasen de Qatar, que de Arabia Saudí , que de la familia Bin Laden. Con la de clases sobre guardar las apariencias que ha debido de recibir y todavía no ha aprendido la lección.