Tienen un nombre rimbombante, debido a su parecido a los buques de guerra de Portugal en el siglo XVIII. Pero las carabelas portuguesas que vemos hoy en día también son bastante temibles. Tanto es así, que la presencia de unas cuantas en las aguas coruñesas impidió la celebración de la Travesía de San Amaro, ya que su picadura tiene consecuencias graves.