Curiosa estampa. No tardaron en arder las redes ayer en Arousa a costa del barco que, de tal guisa, quedó frente a la costa de Vilanova. Era pleamar y un despiste terminó con el barco encallado. Al sentir que había tocado durante la marcha, el marinero, con treinta años en la mar, optó por inmovilizar el barco y asegurarlo, para que la bajada de la marea no dañase su embarcación. Al bajar el mar y quedar así la cosa, aguantó los chascarrillos y, horas después, de nuevo con la marea arriba, salió el bote sin mayor problema y sin un rasguño. Gente que sabe. Nada que ver con esas otras imágenes que, seguro, volveremos a ver este verano. El coche aparcado en marea baja en una rampa portuaria que se inunda en la pleamar. Tuviéramos tan seguro que nos tocase la lotería.