es muy fácil predicar desde la comodidad del sofá o puesto de mando las grandezas de vivir en países como Venezuela o Cuba. Incluso reclaman para España un régimen similar. La pregunta es muy sencilla: si tan bien se vive en esos lugares por qué no predican con el ejemplo y se van para esos ‘paraísos’. Lo que es predicar con el ejemplo. Pero no. No caerá esa breva, así que seguirán en sus cómodos sillones de mando municipales, provinciales, autonómicos y nacionales porque en ello les va el sueldo. Lo de ejercer la palabra en la vida cotidiana no va con ellos. Lo estamos viendo ahora mismo con el conflicto entre Israel y Gaza. Una desgracia para los civiles de uno y otro bando. El nivel de sus dirigentes es muy penoso y les importa un bledo sus pueblos. Lanzan sus consignas lejos del conflicto y a salvo. Una tragedia. Tampoco se entiende que haya manifestaciones que defiendan las ideas terroristas de Hamás, que quieren imponer un estado islámico laminando los derechos básicos de la mujer. Y lo justifican, que es lo peor. El pueblo palestino merece tener su propio estado.