Las personas sin un hogar suponen un reto para los servicios sociales. La gestión no es sencilla, aunque lo primordial es disponer de plazas suficientes en los albergues y, por supuesto, casas de acogida. Esta posible solución tampoco es barata, por lo que ayuntamientos como el de Vilagarcía, con unas dos decenas de “sintecho”, tienen que trabajar en la disposición de la logística precisa y en el trato con estas personas para lograr que dejen la calle, integrarlos en la sociedad y conseguir, si es posible, que encuentren un puesto de trabajo. Es difícil, pero un solo éxito justifica el esfuerzo.