pues eso parece. Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler han finiquitado su hermosa historia de amor maduro y dulce como la miel. La fuente es totalmente fidedigna, porque ha sido la propia implicada la que lo ha explicado -bueno, dicho, que explicar ha explicado poco-. ¿Que dónde lo ha dicho? Pues en la revista Hola, por supuesto, porque lo cortés no quita lo valiente, a nadie le amarga un dulce y la pela es la pela, por muchas pelas que tengas ya. La única aclaración que ha hecho Su Majestad, la Reina de la Elegancia y el Saber Estar es que no ha habido terceras personas involucradas en el percance. Perdón, en la ruptura. ¿Cómo va a haber terceras personas con lo divinos que son ellos tanto juntos como por separado? Pues eso, que la cuestión no es esa. A lo mejor es que ya no les pagaban tan bien las exclusivas, vayan ustedes a saber. Yo creo que si cada uno de ellos se echa un novio/a de treinta años para abajo, la cotización de las historias irá al alza irremediablemente; sobre todo en el caso de la Reina de Corazones, tan dada a enamorarse… y contarlo.