Santiago Abascal anda estos días por Galicia intentando hacer campaña después de que el sábado afrontara su reelección como presidente de Vox, aunque no tuvo enfrente ningún rival. La cantidad de bajas que sufrió su partido es preocupante y tanto es así que tiene un año para activar a su agrupación o de lo contrario puede correr la misma suerte que Ciudadanos o Podemos, que se vaya diluyendo como un azucarillo en el café. Las caras más emblemáticas que pusieron a Vox en la primera escena política nacional e incluso autonómica dejaron el partido de malas maneras e incluso alguno de ellos ha amenazado con crear otro partido para hacerle la oposición (algo parecido a Sumar con Podemos, que son los mismos, pero con otras siglas). De momento, Galicia vino presumiendo en estas últimas legislaturas de no tener extremos en su Parlamento y eso da una enorme tranquilidad. Hoy las encuestas apuntan que las políticas socialistas pueden abrirle las puertas a Sumar y también a Vox. Malas nuevas.