En España hay dos clases de políticos. De un lado están los de la nueva hornada y, del otro, los que vivieron más o menos en primera persona la transición. Y lo curioso es que, entre estos últimos, la figura del rey emérito sigue infundiendo un gran respeto. El último en demostrarlo fue Felipe González. El expresidente socialista se desmarca de las tesis de su propio partido y apoya el regreso de don Juan Carlos a España. No deja la decisión en manos de la Casa Real, para él, lo lógico es que regrese y esté aquí y que, además, lo haga cuando quiera. Y así debe ser ya que, que se sepa, la decisión debe depender solo de él.