Cuando se supo de la orden de ingreso en prisión para Lucas Hernández la reacción de la mayoría, aunque solo lo pensara y no llegase a decirlo en voz alta, fue algo así como que solo de un futbolista se puede esperar que crea que una sentencia judicial no es de obligado cumplimiento. Si era por una cuestión de endiosamiento o por falta de conocimientos básicos ya es otro tema. El caso es que el jugador del Bayern tiene de plazo hasta el 28 de este mes para ingresar en la cárcel después de irse de luna de miel con la mujer de la que tenía una orden de alejamiento. Su propia versión de los amores que matan.