Ahora mismo parece que lo menos importante es si el próximo día 4 Italia decide entregar a España a Carles Puigdemont. El expresident se siente todopoderoso, pero lo que de verdad interesa, al menos al Gobierno, es saber si ERC será capaz de resistir el envite lanzado por el fugado de oro y mantenerse firme en la mesa de negociación, lo que significaría su apoyo a los presspuestos y, por lo tanto, dos años más de tranquilidad para que Sánchez pueda culminar la legislatura. Tal vez por eso ERC ha tributado toda serie de honores a Puigdemont en su baño de masas en Cerdeña, donde sigue haciendo proselitismo independentista. Pero mientras Pere Aragonés cayó ante la pregunta de si seguirá apoyando a los socialistas, Puigdemont fue mucho más directo: “Parece que el Gobierno solo quiere dialogar con aquellos que le dan apoyo parlamentario”. Un mensaje a la línea de flotación de los republicanos, a quienes se les está atragantando su relación con los socialistas.