El Gobierno ha decidido finalmente, sin contar con los empresarios, la subida en 15 euros mensuales del SMI. Un alza que en estos momentos va a agravar las dificultades que están pasando las pequeñas y medianas empresas y los autónomos, que verán subir su cotización a la Seguridad Social. La irresponsabilidad de Pedro Sánchez con su apoyo a la vicepresidenta Yolanda Díaz es supina, porque no sólo deja tirada a la vicepresidenta de Economía, sino que al hacer oídos sordos a los informes sobre los perversos efectos de subirlo otra vez y de hacerlo en este momento, demuestra que únicamente lo hace para tapar la desastrosa gestión que están haciendo en el mercado energético o en su relación con los independentistas catalanes y que está reflejándose en todas y cada una de las encuestas. Subir el SMI daña el empleo de los que precisamente dicen que quieren proteger. Pagarán con su puesto de trabajo o tendrán más difícil conseguir uno los jóvenes, los mayores de 55 años, las empleadas de hogar y todos los que tienen poca formación. Además, tampoco es verdad que la idea sea conseguir que el SMI sea el 60% del salario medio de España, ya que en diez comunidades autónomas ya se supera y ampliamente ese porcentaje. Sorprendentemente, no han negociado ni escuchado a los que precisamente pagan ese salario mínimo.
Y la misma estrategia devastadora es la que el Gobierno ha desarrollado para abaratar el recibo de la luz, que ayer marcó el sábado más caro de la historia. Tampoco en este caso han oído al sector, ni a los expertos y han parido un decreto que se publicó el jueves en el BOE, pero que al día siguiente se vieron obligados a declarar que tienen que cambiar. El problema es que lo van a hacer porque han protestado las nucleares, las renovables y hasta el PNV, porque crea inseguridad jurídica y porque es una patada hacia adelante. Lo que nos podamos ahorrar ahora habrá que pagarlo más adelante.
El peligro es que en paralelo a esta desastrosa gestión se está formando una tormenta que puede ser devastadora y afectar a la incipiente recuperación. La inflación, que hace apenas unos días no le quitaba el sueño a la vicepresidenta Calviño, ya preocupa en todo el mundo, también al Banco de España y a los economistas. Las subidas de precios tienen efectos indirectos y de segunda vuelta muy peligrosos. Además, hay escasez mundial de fertilizantes, de materias primas y de chips y eso significa subida de precios, lo que se traducirá en mayor coste para las empresas y acabará afectando a la inversión y al empleo. El IPC en España está por encima del 3% y no se esperan buenas noticias para los próximos meses ni para los bolsillos de los ciudadanos ni para las cuentas públicas.