Se lo oí hace muchos años a González, que una cosa era la “opinión pública” y otra la “opinión publicada” y no sé si tuvo razón por entonces en su no coincidencia, pero si parece que en estos tiempo es muy perentorio establecer ya no solo diferencias sino choques frontales. Hoy la “opinión publicada” es mucho más que lo escrito en prensa. Es es lo radiado, televisado, tuiteado, “viralizado” y... De la “opinión pública” ya casi ni se habla. Cuando menos se la saque a pasear pues mejor. La pregunta es: ¿Coinciden la opinión publicada con la publica?.
Porque si, es el ejemplo más palmario, lo que arrasa en twitter fuera lo que prevalece en el pensamiento colectivo, Iglesias hubiera sido presidente del Gobierno con mayoría absoluta. Pero ¿es twitter el reflejo de la sociedad española?. Más bien diría que intenta lograr, a través de ello y de toda la comunicación goobelsiana, que lo sea. Pero que el personal se resiste más cada día y anda presto al sartenazo en cuando le dejan coger el mango. El voto, vamos. No ha existido, que recuerde, demostración empírica más clara y sonada que lo sucedido en Madrid muy recientemente con Isabel Díaz Ayuso. A tenor de esa opinión publicada, no hubo ni tres que se atrevieran a escribir o pronunciar palabra en favor suyo. El pueblo les hizo cazo, fue a votar en mas. Y la voto a ella. El pueblo y el voto: la opinión publica convertida en hecho, el verbo hecho.
Hoy estamos con los indultos a los separatistas sediciosos catalanes otorgados por Sánchez. Cuando se soltó la liebre algo afloró de opinión publica, algunas encuestas señalaron que el rechazo era muy mayoritario y hasta salieron Page y otros baroncillos a dar su pellizquito de monja. Pero ahora están ya los galgos casi con la liebre en la boca y lo que parece prevalecer tras una exitosa campaña por tierra mar y aire es que los indultos son una cosa buenísima, el bálsamo de Fierabrás de la concordia y la música amansafieras con que el fluatista de Hamelin va a llevarse a los ratones detrás para que se tiren por el acantilado.
Esa es lo que la opinión publicada ha desparramado y ya parece no solo la verdad absoluta sino que los
españoles hemos comprado. Rendirse ante los delincuentes, agasajarlos y ofrecerles el botín que deseen es el concepto sanchista de victoria siempre que le permitan seguir en Moncloa. Pero, y por donde principié, concluyo : ¿Esa opinión publicada con que nos inundan y a la que han unido en reata a toda su parroquia y a las cofradías a la espera del reparto del manso europeo concuerda con lo que el antes llamado pueblo, y que sigue siéndolo y soberano, siente, piensa y padece? Me atrevo a decir que no. Que a las gentes humillación y rendición de Sánchez les sigue pareciendo lo mismo: Una traición a España y a los derechos y dignidad de todos sus ciudadanos. Algo que se hará cada vez más evidente, en cuanto finalice la ceremonia de entrega, pues de aquí a nada, las sirenas y sus cantos a los que el frailón Junqueras ha cedido una nota untuosa y meliflua, se mostraran, y no hace falta ser Ulises para saberlo, como son: Carnívoras, ávidas y codiciosas. Y esta vez ya no quieren un bocado más. Ya quieren comérselo todo.