El silencio de los corderos

De entre todas las falacias que despliegan los corifeos de Pedro Sánchez para justificar la concesión de indultos a los políticos catalanes condenados por el delito de sedición, la más cínica es una que pretende establecer una equiparación de responsabilidades políticas entre quienes intentaron dar un golpe violentando la Constitución y quienes formaban parte del Gobierno de España cuando sucedieron los hechos.


Pretenden, ya digo, que arraigue un relato en el que la idea-fuerza sería la de la responsabilidad compartida. De ahí nace el último engaño de Sánchez para intentar convencer a la opinión pública de que los indultos son el instrumento más idóneo para reparar agravios y “normalizar” la situación en Cataluña. 


Es el mismo Sánchez que hace poco más de un año afirmaba con rotundidad que estaba en contra de los indultos. Claro que también es el mismo que en un acto de jactancia -fue en un debate previo las última elecciones- se comprometió a “traer” al huido Puigdemont para que fuera juzgado en España.


Estamos acostumbrados a los repetidos cambios de criterio del Presidente del Gobierno, incluso a sus engaños -su palabra vale poco-, pero lo que en cierta manera es nuevo y roza lo patético es la sumisión de los líderes regionales del PSOE. Salvando los equilibrios de García-Page, presidente de Castilla La Mancha, el resto, con los portavoces en el Congreso y el Senado en vanguardia, permanecen en primer tiempo de saludo aplaudiendo lo uno y lo contario, según convenga.


Habiéndose pronunciado contra la concesión de los indultos tanto Felipe González como Alfonso Guerra, está claro que hoy en día lo poco que queda de conciencia crítica en el seno del Partido Socialista reside en algunos de los políticos que en la anterior generación dirigieron el partido y el Gobierno de España.


A ellos habría que sumar a ex ministros como Jordi Sevilla o Corcuera o ex presidentes regionales como Rodríguez Ibarra o Joaquín Leguina que no se han mordido la lengua al señalar que los indultos son el pago de la deuda que los separatistas reclaman a Sánchez para mantenerle en La Moncloa. Del resto del partido lo más destacable es el silencio de los corderos.

El silencio de los corderos

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