A lo largo de los años hemos visto a diputados, concejales y parlamentarios abandonar plenos o reuniones con ostensibles muestras de enfado. Muchas veces, de hecho, la salida es una performance en busca del titular o los quince segundos en el informativo. Pero en ocasiones es la naturaleza del político en cuestión, que le traiciona. El arrebato del portavoz de Vox en el Parlamento andaluz, indignado porque no le concedían un turno de palabra que no le correspondía –“A la porra, coño, a tomar por culo, hombre” y golpe al micrófono antes de abandonar el hemiciclo– es tan significativo como temible. FOTO: el portavoz de vox, durante su exabrupto | efe