JOAQUÍN Caparrós sufría un grave problema hematológico, pues su sangre cambiaba de color. El día que fichó por el Deportivo proclamó solemne: “Por mis venas corre sangre blanquiazul”; dos años después, al comprometerse con el Athletic de Bilbao, se había vuelto rojiblanca. Entre metamorfosis y metamorfosis sanguínea, de vez en cuando le tocaba acudir al Camp Nou –eran los tiempos del Barça de Guardiola–, visita que calificaba como una cita con el dentista. Ir al Bernabéu tampoco es para botar foguetes; como mínimo se puede comparar con presentarse en la consulta del urólogo para un examen de próstata. Al Deportivo le toca hoy pasar por allí y no llega en su mejor momento –¡cuánto tiempo hace que los blanquiazules no disfrutan de “un mejor momento”!–; tampoco el de los blancos es bueno, pero... Ni pa’ti, ni pa’mí, ¿hace un empatito? Porque Cristiano no da una, los medios tampoco ayudan mucho, pero es que el equipo coruñés... Por cierto, y sin maldad, ¡eh!: de los refuerzos, ¿qué? FOTO: sergio ramos y borges disputan un balón | aec